3 de Octubre de 2024 a las 11:58
Arquitectura Técnica, Restauración
La importancia de un mantenimiento constante y pautado resulta vital; en el caso de la Puerta de Alcalá, al Ayuntamiento de Madrid le permitió detectar el riesgo para la integridad del monumento e incluso las personas que suponía el estado de algunos de sus grupos escultóricos a través de grietas y anclajes en mal estado. Esto llevó, en junio de 2021, a desmontar como medida cautelar un extremo del ala del grupo escultórico que corona la Puerta entrando por O’Donell conocido como “La Fama”.
En este contexto el Ayuntamiento de Madrid, asumió la necesidad de llevar a cabo esta intervención de la forma más rigurosa, global y coral, parafraseando a sus técnicos, no solo por el monumento en sí en término material sino por todo lo que conlleva en valores y simbolismo para la ciudad y los ciudadanos. El planteamiento debía estar a la altura de una intervención sobre un emblema patrimonial de la ciudad de Madrid y también del Paisaje de la Luz, bien cultural incluido en la Lista de Patrimonio Mundial desde julio de 2021. En este marco normativo legal hay que tener en cuenta las Cartas Internacionales emitidas por organismos como la UNESCO, el Consejo de Europa, ICOMOS y el ICOM, y para ello lo establecido en la Ley 8/2023, de 30 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid. Dentro de esta ley vienen vertebrados los criterios de intervención sobre este tipo de Bienes de Interés Cultural (BIC).
Criterios como el de mínima o imprescindible intervención para la conservación y restauración, análisis para conservación de aportaciones o restauraciones de otras épocas, diferenciación de elementos reintegrados, aprovechando la técnica, medios o materiales actuales se han respetado valores, técnicas y trabajos tradicionales o medios actuales se han mantenido, tener en cuenta el principio de reversibilidad y claro está, dejando una documentación exhaustiva de toda intervención sobre el bien y tratando de apoyar en la divulgación y conocimiento del mismo. No se puede tratar este área sin citar los “Criterios de intervención en materiales pétreos”, (Laborde, 2013) así como la norma emitida posteriormente. Además, siguiendo criterios de divulgación, hay que destacar el trabajo de todas las instituciones y técnicos intervinientes para realizar jornadas a “puertas abiertas” para visitar el monumento durante la intervención, el ya conocido Abierto por Restauración.
Con todo esto, la obra de intervención propiamente dicha de la restauración de la Puerta de Alcalá llevada a cabo durante todo 2023 supone un gran ejemplo de trabajo multidisciplinar, no solo desde el punto de vista de los oficios sino de los técnicos que tuvimos la oportunidad de intervenir en ella: restauradores, historiadores, ingenieros estructurales, arqueólogos, geólogos, expertos en levantamiento digital, drones, y por supuesto arquitectos y aparejadores. Y todos estos y más teniendo en cuenta los trabajos previos necesarios para comenzar una intervención de este tipo de forma coral.
La actuación consistió fundamentalmente en restaurar los grupos escultóricos, reconstruir las cubiertas con una solución ventilada y rehabilitar las fachadas.
En lo que se refiere a la dirección de ejecución, nuestra actuación puede describirse en torno a los siguientes puntos:
- Recepción de materiales: la coexistencia de varias empresas de restauración especializadas en las respectivas áreas de actuación suponía a su vez distintos almacenes de materiales, situados debajo de los arcos durante las obras, en los que semanalmente se inspeccionaban los productos acopiados para asegurar que fueran los aprobados y cumplieran las características requeridas; por supuesto lo mismo sucedía con la contrata encargada del paquete de cubiertas, rematadas con plomo.
- Control de ejecución: se supervisó que cada una de las partidas se llevara a cabo según lo definido por el gabinete de ingeniería en el caso de las estructuras de refuerzo de los grupos escultóricos, por los restauradores en el tratamiento de la piedra, y por los arquitectos en todo el paquete de cubierta y la obra en su conjunto. Además, pese a lo singular de una intervención de emergencia, en todo momento se planteó en base a un elaborado control de calidad apoyado por laboratorios y técnicos para su cumplimiento y seguimiento.
- Control económico: la elaboración de las certificaciones de obra como elemento vertebrador de la obra, que implica el conocimiento minucioso de todas las partidas ejecutadas, los medios auxiliares empleados y los controles de calidad realizados.
- Supervisión de la gestión de residuos para asegurar la alineación con los principios DNSH además del cumplimiento de la legislación en vigor. La gestión residuo más significativo, el plomo, fue un éxito en términos de sostenibilidad, alcanzando el 100% de valorización: una pequeña parte se reutilizó in situ fundiéndolo para encapsular las grapas en cubiertas, y el resto se reintrodujo en el ciclo productivo a través de un recuperador especializado.
Destacar por su interés la dificultad técnica del montaje de las torres estructurales que debían asegurar la estabilidad de los grupos escultóricos durante su refuerzo y restauración, y en el ámbito humano el reto de coordinar a tantos profesionales con distintos puntos de vista aunque un mismo objetivo final.
Natalia González Pericot, Dirección de ejecución de obra
Álvaro Mesa Martín, Dirección de ejecución de obra
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