27 de Agosto de 2025 a las 09:45
Eficiencia energética, Rehabilitación, Arquitectura Técnica, Habitabilidad
En este artículo se abordan estrategias que deberíamos incorporar en nuestras actitudes cotidianas y a nivel constructivo para hacer frente al calor y mejorar las condiciones de confort.
Del artículo anterior Qué calor!!! Vulnerabilidad climática y edificación, publicado en este mismo Blog a finales de abril de este año, abordamos ahora algunas de las estrategias que deberíamos incorporar en nuestras actitudes cotidianas para hacer frente al calor y en nuestros edificios para limitar la demanda de energía en verano, reducir las necesidades de climatización y mejorar las condiciones de confort. También deberíamos abordar las estrategias a escala barrio, ciudad y territorio, pero éstas tal vez escapan ya de nuestro ámbito de actuación y de la profesión de la Arquitectura Técnica.
A vueltas con el calor
Frente a las crecientes olas de calor que se suceden en nuestro país y que se sienten más duramente en las ciudades, los debates y la investigación para asegurar un confort térmico de los ciudadanos, en especial los más vulnerables como niños y personas mayores, están sobre la mesa y sobre todo en los medios de comunicación, a menudo con información más alarmista que constructiva.
A mi entender, los debates se afrontan desde una perspectiva cortoplacista, a escala casi particular, en la que parece que la única solución es promover la instalación de aparatos de aire acondicionado o en promover ayudas en formato bonos económicos para sufragar el aumento de la factura energética. Estas soluciones no tienen en cuenta que aumentar el consumo energético es una de las causas del calentamiento global y, en consecuencia, en lugar de paliar el problema, lo agravamos.
Con todo, según el Ministerio de Sanidad, a partir de los datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), las altas temperaturas han dejado un balance de 1060 muertos (614 mujeres y 446 hombres) durante el mes de julio de 2025, en España. Mientras que los registros del calentamiento global, del aumento de temperaturas y de las cada vez más habituales olas de calor son incuestionables, las defunciones relacionadas con las altas temperaturas aún se correlacionan de manera diversa. Por poner un ejemplo, y según las mismas fuentes del MoMo, mientras que en Cataluña el calor del mes de julio ha sido responsable de 250 muertes, la cifra más alta por comunidades, Valencia, con condiciones climáticas y socioeconómicas muy similares, no ha registrado ninguna. Esta es una primera alerta que deberíamos considerar cuando desde los medios se proporcionan este tipo de datos, que siembran más el pánico que ayudan a resolver el problema.
Históricamente, los humanos hemos desarrollado distintas estrategias para evitar el sobrecalentamiento de nuestro organismo: en el exterior, creando espacios ajardinados, con gran presencia de sombras, elementos con agua y favoreciendo estrategias de ventilación natural. Y en nuestros edificios, la arquitectura tradicional y vernácula ha utilizado materiales y técnicas constructivas para garantizar el confort y con muy pocas necesidades energéticas para proporcionar el bienestar de sus ocupantes. Todos recordamos las casas de pueblo que resultan más frescas en verano que los apartamentos modernos. Hay otras estrategias para refrescarse uno mismo como adaptar el vestuario a las condiciones térmicas (aunque sorprenda, protegiéndonos del calor con más tela y creando cámaras de aire como el modelo chilaba o caftán), con alimentación adecuada, actividad metabólica (viva la siesta) o el mobiliario y la gestión del sombreado.
¿Cómo combatir el calor excesivo?
Centrémonos en las cuestiones más relacionadas con la edificación y establezcamos algunas pautas para mejorar las condiciones de habitabilidad en los espacios cerrados, especialmente para aquellas personas como la gente mayor, con menor movilidad, a menudo con dificultades de accesibilidad en sus edificios, en condiciones socioeconómicas más vulnerables y con poca capacidad y/o intenciones de acometer grandes inversiones en la rehabilitación de sus viviendas.
Para reducir la demanda de sistemas de refrigeración lo primero que hay que hacer es evitar que entre el calor en las casas con protecciones solares por el exterior como son los toldos y persianas a nivel particular, o protecciones solares provenientes del exterior como entoldados de calles, o sombreados vegetales con plantas de hoja caduca. En este sentido, nos ha sorprendido recientemente la iniciativa de una asociación de vecinos de “emparrar” las calles de Jerez de la Frontera para proporcionar sombra en sus calles.
Miembros de la asociación Emparrados y del estudio de arquitectura Nomad Gardeni, en las calles Ciegos y Unión de Jerez de la Frontera, sombreadas por parras. Fuente: Javier Martín-Arroyo y PACO FUENTES para El País, 31 de julio 2025.
La ventilación natural puede producirse a partir de las diferencias de presiones generadas por el viento o por las diferencias de temperaturas de las masas de aire (efecto chimenea). En la práctica, casi siempre la ventilación natural se produce gracias al efecto combinado de estos dos fenómenos, que no siempre actuarán en el mismo sentido. El flujo de aire que pasa a través de una abertura se define, entonces, como la suma algebraica de la presión generada por el viento, por un lado, y la presión generada por el efecto chimenea, por el otro. Si las dos presiones tienen el mismo signo (o sentido), entonces trabajan en conjunto para aumentar el flujo de aire, pero si no, el flujo de aire se reducirá llegando incluso, en ciertos casos, a anularse mutuamente, lo que significa que no se produzca ningún flujo de aire a través de las aberturas. Por ello es importante que el diseño del sistema de ventilación natural integre ambas acciones desde el principio.
Edificio de viviendas EMV. Madrid, España. AUIA, 2003. Sección e imagen de fachada.
Una segunda estrategia se basa en evitar el calor generado en el interior: reducir la cantidad de calor que generan los aparatos eléctricos; evitar el uso de los electrodomésticos y la generación de calor por el uso de la cocina, por ejemplo.
Y, reducida la demanda al máximo, se pueden plantear estrategias de gestión de los elementos activos, pero buscando siempre la solución menos “energívora”: los ventiladores en el techo cada vez más silenciosos y con diseños integrados pueden garantizar un confort aceptable con temperaturas de hasta 30ºC según las condiciones de humedad. Y si finalmente se opta por el aire acondicionado, se puede programar a temperaturas más altas (28ºC) si se combina con los ventiladores y así reducir el consumo. Un buen uso del aire acondicionado también se puede vincular al precio de la energía en las “horas llano”, es decir, entre las 14:00 y las 18:00, cuando el mix energético aprovecha la producción de energía solar.
Horario de los tramos para habitantes de la Península, Canarias y Baleares. Los habitantes de Ceuta y Melilla cuentan con un horario diferente al resto de comunidades autónomas. Fuente: Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), entrada en vigor de las tarifas 1 de junio 2025.
Si viviésemos en un planeta de recursos infinitos, tal vez todo el mundo debería tener acceso a un sistema de aire acondicionado, pero no es así, por lo tanto, hay que repensar cómo definimos el confort, el bienestar y desde qué perspectiva. Los humanos nos adaptamos a las condiciones climáticas del entorno, y cuanto menos nos exponemos a ellas nos volvemos más sensibles e intolerantes. Gestionar las condiciones climáticas desde la adaptación y la mitigación nos hará más resilientes ante futuras crisis impredecibles en una sociedad tan dependiente de los recursos energéticos.
Rehabilitar, recuperar, reducir, reambientalizar
A escala del edificio, construir nuevas viviendas con mejor comportamiento térmico, aislamiento y protecciones solares, como exige el Código Técnico en su Documento DB HE Ahorro de energía en su versión junio 2022, supondría la generación de más emisiones de CO2 que superarían los límites que nos hemos impuesto para evitar la crisis climática y, por lo tanto, toca rehabilitar y adaptar nuestras viviendas a las condiciones del clima local. Sobre rehabilitación energética del parque existente, remitimos al Informe Rehabilitación Energética en España. Una oportunidad de mejorar el parque edificado en Españaiii, del CGATE en colaboración con la Mutua de propietarios que, en 2022, todavía hablaba de pobreza energética sólo en clave de invierno.
Y, es más, según un artículoiv publicado en la Revista Applied Sciences sobre las dinámicas de los cambios de las zonas climáticas y la demanda energética de los edificios, en España, “el análisis de resultados obtenidos para el período de estudio 2015-2018 pone de manifiesto que más del 80% de las ciudades ya cambió su zona climática con respecto a la incluida en el CTE. Este cambio ha significado que el número de zonas climáticas en el país ha aumentado de las 12 contempladas en el CTE a 19, con la aparición de siete nuevas zonas (3, 4, B1, B2, D4, E1 y E2) que muestran la tendencia, en zonas como el Mediterráneo, hacia los climas más característicos de las zonas subtropicales. En el caso del invierno, aproximadamente la mitad de las ciudades han cambiado su zona climática invernal a una más cálida, en comparación con el CTE; en este sentido, los cambios observados son significativos en el sur y en la costa mediterránea, mientras que las zonas climáticas del norte, noroeste, suroeste y este de Andalucía permanecen sin cambios. Se destaca la zona climática invernal D, presente en el 49% de las localidades, lo que muestra un aumento de las temperaturas invernales en casi la mitad de los territorios respecto al CTE vigente. En las zonas climáticas de verano se observan cambios más drásticos, especialmente en la costa mediterránea; de hecho, el 72% de las ciudades han cambiado sus zonas climáticas de verano a otras más cálidas que las reportadas en el CTE”.
Así que debemos repensar nuestra manera de construir y a la pregunta ¿Cómo podemos activar la demanda cívica para acelerar la transformación de nuestro sector y su modelo de hábitat hacia un modelo más sostenible?, el Informe País GBCe responde a partir de tres ideas clave:
- Necesitamos todas las palancas posibles: financiación, regulación, comunicación, innovación y capacitación.
- Debemos mejorar la gestión de la información y los datos sobre el comportamiento real de los edificios; la escasa digitalización de los procesos constructivos y de gestión de edificios nos dificultan la definición de las medidas necesarias para el cambio.
- Y el sector tiene que concentrar sus esfuerzos la próxima década en 6 campos de acción urgente: la descarbonización, la salud, la renovación integral, una sociedad resiliente, la biodiversidad y la economía circular.
Agenda de la Unión Europea para la edificación sostenible. GBCe 2020. Actualizada 2021
i Estudio de Arquitectura Nomad Garden https://nomadgarden.net/
ii Disponible en https://publicaciones.transportes.gob.es/calidad-del-aire-ventilacion-y-energia-la-ventilacion-natural-como-reto-fundamental-de-la-arquitectura
iii Disponible en https://www.cgate.es/pdf/Informe%20Rehab.Energ.pdf
iv Díaz-López, C.; Jódar, J.; Verichev, K.; Rodríguez, ML; Carpio, M.; Zamorano, M. Dinámica de los cambios en las zonas climáticas y la demanda energética de los edificios. Un estudio de caso en España. Appl. Sci. 2021 , 11 , 4261. https://doi.org/10.3390/app11094261
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