Pavimentos de madera: preparación del soporte y tratamiento superficial. RS-3

pág. 5 DOCUMENTOS DE ORIENTACIÓN TÉCNICA EN EDIFICACIÓN REVESTIMIENTOS – Pavimentos de madera: preparación del soporte y tratamiento superficial (Rs-3) Los trabajos para limar y cepillar la madera, se hacen con máquinas7 lijadoras para suelos (ya sean de tipo rodillo, de banda, …), las cuales se complementan con lijadoras de orillas para aquellos puntos de difícil acceso (rincones, perímetros, peldaños, etc.). A estas maquinarias hay que ajustarles la presión de trabajo para que sea acorde con el grano de lija que se use en cada momento, así como para conseguir el tipo de operación deseada dentro de la fase de cepillado (etapas de acuchillado/desbastado, lijado y afinado). El rango de tamaño del grano de lijas es muy amplio, aunque para los pavimentos de madera puede estar entre la 24 (la más gruesa) y la ‘200 y algo’ (la más fina); y en ocasiones hasta la ‘300 y algo’ (muy fina). En cada una de las etapas de la fase de cepillado se puede utilizar una horquilla granulométrica (por ejemplo, 24-36, 40-60 o 80-120). Sin embargo, indicaremos ahora un número estándar de referencia como regla nemotécnica y como idea general de escala: 24 (acuchillado) -si fuera preciso- ó 36 (desbastado), 50 (lijado) y 100 (afinado). Para las etapas intercaladas de la fase de acabado utilizaremos la 240 (reafinado)8 -en caso de ser necesaria-, terminando con una 280 -o una 240 desgastada/usada- (pulido); al finalizar y para el extendido último de barniz, se podría hacer uso también de utensilios con labios de gamuza o goma. → Hay que decir que estos números de lijas son meramente orientativos ya que la elección final de los granos (y del número de pases), depende de la experiencia del operario, que lo evaluará en función de la dureza de la madera, si se está en suelos de nueva disposición o en restaurados, de la tipología de pavimento (lamparqué, entarugado, etc.) e -incluso- del tipo de barniz a emplear. Cuando se inicie el cepillado se cuidará que la entrada de luz por la ventana no cree sombras que dificulten la percepción del proceso de rebaje, para lo cual se hará en una dirección que favorezca la verificación del trabajo. La primera pasada de lija deberá efectuarse en diagonal respecto a la orientación que tenga la fibra de la madera del pavimento, mientras que la segunda pasada se hará también en diagonal, pero sobre la diagonal contraria. La tercera (y cuarta) pasada se harán de manera paralela a la fibra de la madera. Si se considerara que uno de los pases no fuera suficiente, se puede volver a realizar otra pasada con el mismo grano de lija. En cada cambio de sentido hay que levantar el rodillo de la máquina e interrumpir el cepillado para no dejar marcas o mayores rebajes. Las zonas de las orillas (rodapiés, esquinas, bajos de radiadores, pilares intermedios, …) deberán ejecutarse con una lijadora manual mediante movimientos circulares y sin detenerse en puntos específicos. Cuando se hubiera finalizado una mano completa, se barrerá y aspirará el polvo para facilitar la visión del resultado y para descartar defectos. El proceso de cepillado y el posterior barnizado, es también una tarea periódica inherente al mantenimiento de los pavimentos de madera (excepto en las tarimas que no es algo habitual hacerlo de manera reiterada, dado que no son de madera maciza) → {ver de clasificación y terminología del autor en Rs-1}. Se trata de regenerar la parte vista de las piezas, la cual estará aviejada y desgastada (en el caso de suelos ya existentes), lo cual provoca las correspondientes molestias a los usuarios, además de gastos cíclicos. Es posible que durante la etapa de acuchillado de los pavimentos antiguos que han tenido mucho uso, les puedan saltar astillas o desprenderse algunas piezas, lo que provocará la necesaria reparación. Todo esto, junto con el engorro de mover los muebles y el no poder utilizar las estancias durante estos trabajos, hace que los revestimientos de madera para suelos no estén entre las preferencias de muchas personas que tienen que elegir un solado. 7 Lijadoras eléctricas: Las hay de diferentes formatos, potencias, prestaciones y características. Las lijas a utilizar las hay de rollo, de anillo, de banda o de disco, y los soportes en donde se insertan pueden ser de papel, tela, retículas o combinaciones de las dos primeras. Los materiales usados como abrasivos los hay de óxido de circonio, carburo de silicio, corindón (óxido de aluminio) …, lo cual depende también de si tenemos que lijar madera o metal, etc. Por su parte, el grano del abrasivo puede ser de mayor o menor tamaño, al tiempo que –en concordancia con ello– el espaciamiento entre dichos granos es considerado como ‘cerrado’ o como ‘abierto’. La combinación entre estos parámetros hará que nos adecuemos a una lija en cada una de las etapas del trabajo del cepillado. El número de la lija indica la cantidad de grano que hay por pulgada. 8 Sobre la terminología usada: Dada la falta de homogeneización de conceptos y etapas universalmente aceptadas y reconocidas, el autor ha decido realizar la clasificación aquí indicada. Se ha nombrado como ‘reafinado’ a la etapa inicial de la fase de acabado (y antes de la aplicación del barniz), que pudiera existir, en su caso. Para muchos, a la fase de acabado no la llaman como tal, sino como pulido en genérico, sin diferenciar tampoco a las etapas o manos dentro de ella. El reafinado sería conveniente -por ejemplo- cuando vayamos a utilizar después un barniz al agua, pero no necesario si usamos otros tipos de barnices de poliuretano. Fig. 8: Proceso de cepillado de un parqué ETAPAS DE LA FASE DE CEPILLADO Y EMPLASTECIDO ETAPAS DE LA FASE DE ACABADO [ Acuchillado ó Desbastado ] Lijado Afinado Reafinado Pulido L I J A S ( clasificación según criterio del autor ) 24 36 40-60 80-120 180-240 240-300 Fig. 7: Posible horquillas de utilización de lijas para el proceso de puesta en obra de la madera, según las etapas y fases de trabajo entre manos de barniz 1 4 3 bis 3 2 1 en su caso en su caso

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