al director de ejecución de la obra. Caso análogo sería el cumplimiento del DB-HS-3 dentro del apartado de justificación del CTE, en el cual en ciertas ocasiones se menciona a los aireadores y a los sistemas de extracción, pero en la práctica éstos no aparecen en el resto de los documentos del proyecto. Según el artículo 13.c del Código Técnico de la Edificación, una de las funciones del DEO es la de “dirigir la ejecución material de la obra comprobando los replanteos, los materiales, la correcta ejecución y disposición de los elementos constructivos y de las instalaciones, de acuerdo con el proyecto y con las instrucciones del director de obra”. Es decir, el proyecto es el documento principal sobre el que se debe basar la dirección de ejecución de la obra y, por tanto, debe ser un documento que reúna las suficientes garantías técnicas, nivel de detalle suficiente y coherencia entre sus distintos documentos. Para realizar su cometido, el DEO debe estudiar y conocer las indicaciones y prescripciones que aparecen en dicho proyecto y así poderlas llevar a la práctica con posterioridad. Antes del inicio de la obra es el mejor momento para hacer un chequeo de los aspectos formales y principales condicionantes técnicos que ahí se reflejan, y verificar si podrá llevar a cabo correctamente su intervención con la información que contenga el mismo. Ya antiguamente, hace más de 40 años, los Colegios Oficiales de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, disponían de unas plantillas denominadas “Estudio y Análisis de Proyecto” que no pasaban de ser una breve revisión ‘formal’ de los mismos. Actualmente, con el nivel de responsabilidad que se exige a los técnicos de la construcción, el DEO ha de ser el dueño del nivel de riesgo que desee asumir como miembro de una Dirección Facultativa y, por tanto, debe poder anticiparse a los problemas que se pueden derivar de dicho encargo. Es aquí donde entra en juego y cobra su sentido la presente guía sobre análisis de proyecto, la cual se le ha dotado de una dimensión práctica y adaptada a los requisitos actuales. Lógicamente, existen otros importantes condicionantes que influyen en este nivel de riesgo, como son la seriedad y profesionalidad del promotor y constructor, pero en este caso no son objeto de reflexión en esta publicación, pues ya se trataron en la monografía ‘Recomendaciones para la dirección de la ejecución de obra’, también editada por la Fundación Musaat. Por todo ello, se propone en esta guía una colección de fichas ordenadas por fases de obra con una relación de puntos de chequeo con los aspectos más relevantes para la correcta ejecución de la obra, que faciliten el trabajo del estudio y análisis, y que éste pueda ser presentado al cliente (promotor), al proyectista y/o al director de obra. Finalmente indicar que las fichas reflejan la opinión y experiencia de los autores y que, por tanto, muchos “ítems” se derivan directamente de la aplicación de las normas vigentes de construcción, pero otros son fruto de sus experiencias previas en dirección de obras y control de proyectos. 8
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